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DEBATE: LA MUJER EN LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA https://papers.uab.cat/article/viewFile/v9-mujer-guerra-civil/pdf-es TRABAJO FIN DE GRADO: E...

jueves, 13 de diciembre de 2018

EXCLUSIÓN EN EL SERVICIO MILITAR


El servicio militar  fue implantado durante el reinado de Carlos III en 1770, tuvo desde sus comienzos una duración de 24 meses hasta los años ’50 del s.XX, poco a poco esto fue cambiando hasta el franquismo, donde profundizaré un poco más y finalmente en la actualidad. 

Los quintos de 19 años quedaban afiliados en su ayuntamiento para al año siguiente pasar a la caja de reclutas de su provincia para ser sorteados, estableciéndose un periodo activo de reclutación de 2 años obligatorios aunque se permitía ser exento quien demostrase ser el sustente de su familia, los estudiantes podían pedir prórrogas hasta los 27 años, así los que tuvieron 3 años de carrera cumplida o finalizada podían realizar, previa superación de un curso de formación su servicio militar repartido en 2 años de alférez o sargento de la escala de complemento. A partir de 1968 se estableció el servicio activo en 16 meses para los soldados obligatorios y en 20 meses para los voluntarios que se les permitía escoger destino y adelantarla a los 18 años. Así en ambos casos una vez licenciado se pasaba a la reserva hasta cumplir los 49 años si consideraban permanecer en el ejército.

Por lo general, el servicio militar en el franquismo tardío duraba 15 meses, unos 3 meses de campamento y unos 12 meses en el cuartel de destino. Para muchos españoles, la mili era un tiempo perdido que paralizaba la vida de estos: estudios, retardaba la entrada al mundo laboral y radiaba animadversión hacia el ejército por las penalidades sufridas. Sin embargo, había beneficiados, como los analfabetos a los que se instruía culturalmente en brigadas especiales, al tiempo que se les alimentaba a base de garbanzos, judías y patatas, sin contar el bromuro que se les añadía a los reclutas en el café del desayuno para contener sus efluvios sexuales. A cambio, muchos realizaron trabajos de servicio a sus jefes y mandos oficiales que nada tenían que ver con la instrucción militar.
en los últimos años donde el servicio militar fue obligatorio, este se redujo a 9 meses.
El día 8 de noviembre de 2000 se llevó a cabo el último sorteo de asignación de destinos para realizar la mili, y así se puso a fin a una etapa de casi 200 años en nuestra historia en la que la mili era obligatoria para todos aquellos españoles considerados aptos.
El servicio militar obligatorio fue suspendido pero no abolido en España el 31 de diciembre de 2002, y finalmente suprimido en el gobierno de José María Aznar.

Los jóvenes que eran llamados al servicio militar, eran seleccionados en el sorteo, del cual podían quedar exentos del cupo, podían aplazarlo por estudios, aunque esos luego tenían mas meses y al ser llamados, debían presentarse el día y hora citados en el lugar, con el pelo corto a pasar por el tribunal. En él veían si eran aptos para el servicio. Quedaban excluidos:
·         Deficientes auditivos
·         Deficientes visuales
·         Quienes les faltase un miembro o falange
·         Pies planos
·         Enfermos
·         En definitiva, cualquier discapacitado <33%

Actualmente, los diabéticos y los enfermos de sida pueden acceder al servicio militar y se contempla la posibilidad de que se vuelva a establecer como obligatorio. sin embargo, los asmáticos no pueden acceder. 
como requisito indispensable es poseer el título de la ESO, por tanto están continuamente excluyendo gente y debes entrar rapado y sin barba. 
Hoy en día, dispones de 4 meses obligatorios y lo realizas en Cáceres o Cádiz y pasados esos 4 meses, te derivan a un destino definitivo dependiendo si eres de tierra, aire y mar. 
Se siguen realizando las pruebas físicas, el examen psicológico, exámenes y exámenes médicos para excluir a los no aptos, y todo eso para estar de 7-9 días mínimo una o dos veces al mes de maniobras en el campo "sobreviviendo" incomunicado, sin ducha, sin enchufes, sin comer, sin dormir bajo techo (sino al raso), soportando peso en la espalda, por un sueldo que no compensa. 
OJO: para eso, que tu sueño no sea ser militar y por algún tipo de problema te excluyan y no te den la oportunidad. 


jueves, 6 de diciembre de 2018

ATENTADOS 11M



EXTRAÍDO DE: https://medioambienteynatural.files.wordpress.com/2015/09/11m.jpg

MONUMENTO G.CIVIL EN EL TORNO

MONUMENTO A LOS OLVIDADOS DE LA GUERRA CIVIL Y LA DICTADURA, 2009
Francisco Cedenilla Carrasco, 1973-actualidad, Talavera de la Reina (Toledo)
El Torno,  Cáceres. 


*NOTA: Este monumento fue disparado el mismo día de la inauguración. El autor se negó a restaurarlo puesto que según el  dijo: "para mí fue una suerte que lo dispararan ya que cumplía con su función. Los tiros connotaron más el propósito de la escultura. Lo que hizo fue dotarlo de mayor significado y que se hiciera más conocido"

COSTUMBRES HEREDADAS DE LA G.CIVIL

El futbolín, el plato combinado, besar el pan y otras costumbres que nos dejó la guerra



En la novela Los besos en el pan, la escritora Almudena Grandes rescataba un gesto característico de las generaciones que vivieron la guerra y los años posteriores. Besar el pan era una costumbre que se adquirió debido al hambre y la carestía del momento. Se trata de un gesto que ha pasado de unas generaciones a otras para simbolizar el valor de uno de los productos cuya calidad y cantidad decrecieron durante el tiempo que duró el conflicto.

"Dar gato por liebre"

El pan no era el único producto que escaseó durante aquellos años. La hambruna del momento popularizó expresiones como "dar gato por liebre", que según relata Joan de Deu Doménech en su libro La Batalla de l’ou, era algo más que una forma de hablar. Doménech, que recoge en su obra el panorama alimentario de la Guerra Civil, cuenta que el consumo de animales de compañía se convirtió en algo recurrente durante la época de mayor carestía.
A finales de 1938, el gastrónomo catalán Ignasi Doménech publicó Cocina de recursos, un libro que recogía recetas de la época bélica como la tortilla sin huevos y sin patatas. "Durante los años 1937-1938, la inmensa ma­yoría de los ciudadanos no podíamos gastarnos 40 ó 50 duros para adquirir una docena de huevos y tuvimos que prescindir a toda prisa de tan precioso material" dice  Doménech, quien vivió en carne propia las penurias de la guerra. Esta obra, que fue reeditada en 2011, es un referente para los manuales de cocina actuales o los blogs gastronómicos que, al hervor de la crisis, han actualizado la cocina de supervivencia.

El plato combinado

Pero la aportación de la Guerra Civil al actual universo culinario no termina ahí. Una de las combinaciones más castizas de nuestra gastronomía, el plato combinado, también se remonta hasta 1936. Tal y como señala el estudio La vida cotidiana durante la Guerra Civilel plato combinado nació para burlar las restricciones del "Día del plato único", una medida recaudatoria que se estableció en la zona franquista y que obligaba a los bares y restaurantes a servir por el mismo precio de un menú un solo plato entre los días 1 y 15 de cada mes. El dinero sobrante debía entregarse para contribuir a la causa del bando sublevado. Se trataba de un impuesto enmascarado que a partir de 1937 pasó a exigirse una vez a la semana, los lunes, en los que no se servía postre y se llamó el "Día sin postre". 

Radio Macuto

La gastronomía no es el único ámbito cuya huella ha llegado a nuestros días, las trincheras españolas también fueron el escenario de expresiones que nunca dejaron de utilizarse. Los soldados de ambos frentes utilizaban la fórmula "aquí Radio Macuto, mil paridas por minuto" para referirse a los rumores que circulaban en ambos bandos acerca de los avances o retrocesos de cada frente. En la actualidad, la expresión "radio macuto" continúa empleándose para referirse a la persona que pone en circulación un rumor.
Desde las trincheras también llegaba el "parte de guerra", un comunicado oficial de la contienda que empezaron a emitir los noticieros de la radio franquista diariamente. Sustituido por un informativo más convencional tras el fin del conflicto bélico, la jerga popular mantuvo el término "el parte", que a día de hoy sigue siendo utilizado para definir una información, normalmente poco independiente e interesada.
Bartolomé Ros: "Francisco Franco y Millán Astray abrazados mientras entonan cánticos legionarios. Cuartel de Dar Riffien". Fotografía de 1926.
Francisco Franco y Millán Astray vistiendo el capote-manta característico del ejército nacional

Las alpargatas de Castañer

El vestuario empleado por los combatientes también ha dejado su rastro en las tendencias de moda actuales. Las alpargatas de colores que ahora llenan los escaparates fueron el calzado característico de las milicias populares. Tal era la importancia de este producto para el bando republicano que llegaron a nacionalizar la empresa catalana Castañer, una de las firmas que empezó a fabricar alpargatas para las capas sociales más bajas. El capote-manta, que inspira prendas de abrigo actuales, fue una de las prendas mas característica del bando franquista. Para el historiador Luis E. Tagore se trataba de "la tradición española hecha prenda". 

El futbolín para heridos de guerra

El poeta, editor e inventor Alexandre Campos Ramírez, más conocido como Alejandro Finisterre, alargó el ingenio de su invento hasta nuestros días. Según su propio relato, tras quedar sepultado por uno de los bombardeos de Madrid, Finisterre fue trasladado a un hospital donde conoció a varios niños heridos que no podían jugar al fútbol. Inspirándose en el tradicional tenis de mesa, el poeta desarrolló un futbolín, que patentó en 1937 y que a día de hoy se ha extendido por todo el mundo. Aunque no fue el primero de la historia, sus características singulares, por ejemplo los jugadores con las piernas abiertas, han resistido hasta hoy.
Las autoridades turcas autorizan el juego del futbolín, prohibido desde 1968
El futbolín, uno de los inventos cuyo origen se remonta a la Guerra Civil EFE
La Guerra Civil española también inspiró la creación de productos extranjeros. Los caramelos M&M, populares en muchos países, fueron creados por el estadounidense Forrest Mars después de que se percatase de que los soldados españoles comían bolitas de chocolate recubiertas de caramelo para evitar que se derritieran a causa del calor. Lo patentó y lo comercializó.

LISTADO DE PDFS ÚTILES

DEBATE: LA MUJER EN LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA
https://papers.uab.cat/article/viewFile/v9-mujer-guerra-civil/pdf-es

TRABAJO FIN DE GRADO: EL TRABAJO INFANTIL DESDE LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL HASTA LA ACTUALIDAD REALIZADO POR: FCO. BORJA ESCOBAR HERRERO SEPTIEMBRE - 2012 UNIVERSIDAD DE CANTABRIA

https://repositorio.unican.es/xmlui/bitstream/handle/10902/2050/%5B2%5D%20Escobar%20Herrreo%20F%20B.pdf?sequence=6


La I Guerra Mundial en la retaguardia: la mujer protagonista
 Graciela Padilla Castillo Universidad Complutense de Madrid gracielapadilla@ccinf.ucm.es
 Javier Rodríguez Torres Universidad de Castilla-La Mancha javier.rtorres@uclm.es

http://revistas.ucm.es/index.php/HICS/article/viewFile/43422/41079

EL PAPEL DE LA Mujer en la guerra civil española 
Trabajo realizado por nieves torres villar Sede del camp de Morvedre (curso 2015-2016) UNIVERSIDAD de mayores JAUME i de Castellón

http://bibliotecavirtualsenior.es/wp-content/uploads/2016/06/El-papel-de-la-mujer-en-la-Guerra-Civil-espa--ola.pdf


Las mujeres republicanas de la Guerra Civil española, más que milicianas

Mujeres milicianas Guerra Civil Española
¡Proteged a las mujeres y a los niños! Cuando la guerra llega, los hombres van al frente y las mujeres y los niños son puestos a resguardo, en una burbuja. ¿No es cierto? Esto no hay ya quién se lo crea… No ha habido guerra en la que las mujeres hayan estado ausentes. Mucho menos en la última guerra de este país, la Guerra Civil, en la que incluso participaron las famosas milicianas .
Hace 80 años, el 18 de julio de 1936, España sufría un golpe de Estado contrael gobierno elegido democráticamente en la II República. Entonces daba comienzo una guerra civil de tres años que dejó una España destruida. Y no por el comunismo, como decían los golpistas, sino por un ejército sublevado y traidor con su patria. En aquellos primeros días, el general Queipo de Llano daba por la radio un discurso que, a ojos de cualquiera mínimamente sensato, le señala como uno de los grandes canallas y sinvergüenzas de la historia de España.
NUESTROS VALIENTES LEGIONARIOS Y REGULARES HAN DEMOSTRADO A LOS ROJOS COBARDES LO QUE SIGNIFICA SER HOMBRES DE VERDAD. Y DE PASO TAMBIÉN A SUS MUJERESESTO ESTÁ TOTALMENTE JUSTIFICADOPORQUE ESTAS COMUNISTAS Y ANARQUISTAS PREDICAN EL AMOR LIBRE. AHORA POR LO MENOS SABRÁN LO QUE SON HOMBRES Y NO MILICIANOS MARICONES. NO SE VAN A LIBRAR, POR MUCHO QUE BERREEN  Y PATALEEN.” (1)

Bajo el silbido de las balas, las mujeres milicianas


Mujeres milicianas
Una de las mujeres, madres y milicianas. Fuente

Desde el primer momento los campesinos y los obreros, se armaroncon lo que buenamente pillaron y se enfrentaron a los golpistas. Y como no podía ser de otra forma, las mujeres milicianas junto a ellos, por primera vez, como iguales.
Las famosas milicianas se armaroncomo sus maridos, sus hijos y sus hermanos. Codo con codo defendieron sus tierras, a sus familias y la libertad y la justicia que había traído la II República, a tiros desde las trincheras (2). Aunque posteriormente la propaganda intentó por todos los medios relacionar a las milicianas con la prostitución (3)… -Sin duda, un intento desesperado de desprestigiarlas por parte de aquellos que las veían como enemigos poderosos y no tuvieron, a pesar de lo que declaraban en sus discursos, cojones para someterlas-. Las mujeres, las milicianas, de la República eran libres y no se dejarían doblegar con facilidad.
A pesar de ello, desde el principio, la lucha de las mujeres fue doble. De una parte contra la amenaza fascista, y de otra contra la amenaza machista que seguía presente aunque había remitido desde la instauración de la República -por ejemplo, se había conseguido el derecho a voto femenino- y había permitido que las mujeres fuesen al frente como milicianas. Sin embargo, ello no impidió que, además de pegar tiros -como las leonas que eran- realizasen también las actividades que se les consideraban propias. Así las milicianas también cocinaron y limpiaron en el frente, y sirvieron como enfermeras; manteniendo sus roles femeninos a la par que legitimaban la importancia de su papel en la guerra. (4)

Las madres del armamento

Pasado el verano de 1936, el Gobierno de la II República consiguió reorganizar el territorio que aún no había sido ocupado. Además de establecer, en la medida de lo posible, el orden. Una de sus medidas fue la orden de regreso de las mujeres milicianas a la retaguardia (5). Sin embargo, no por ello terminaba el sueño de la lucha por la libertad y la liberación de la triple esclavitud a las que habían sido sometidas… La esclavitud de la producción, la esclavitud de los derechos de la mujer y la esclavitud de la ignorancia. No habían tenido derecho al trabajo, ni derechos ciudadanos, ni tan siquiera derecho a la educación, simplemente por ser mujeres (6). Aunque entonces tenían ocasión de cambiar todo aquello.

Mujeres Guerra Civil
Voluntarias fabrican artillería.  Fuente

En la retaguardia se hicieron cargo, en soledad, de un país medio invadido. Un país con la mitad de la población en el frente. Y con cientos de miles de refugiados que habían huido del avance de los golpistas por la España invadida y que necesitaron de refugio y alimento (7). Y además  tenían el deber de generar la ingente cantidad de recursos que la guerra consumía.
Así las cosas ocuparon las producciones agrícolas y fabriles (8) para hacer funcionar al país. Pero además se hicieron cargo de la producción de armamento, recursos y alimentos con los que se mantenía el frente (9). En definitiva, cuidaron de la subsistencia de la población en el frente y en la retaguardia (10). Además,  dirigieron las instituciones y el aparato productivo (11), haciendo posible el mantenimiento de aquella guerra por lalibertad. Ocuparon también funciones que no le habían sido propias hasta la República, como la política (12). Y otras profesiones como la locución en la radio, como corresponsales de guerra y propagandistas (13).

Juntas, podemos, mujeres uníos

Buena parte de ellas se organizaron en multitud de grupos y asociaciones. En muchos casos eran grupos al amparo de los partidos políticos (14). Desde esto generaron toda una actividad complementaria, más allá de su trabajo, en defensa de la República. Recaudaron recursos y fondos para el frente y para la gran multitud de refugiados. Crearon talleres y centros de acogida (15). Y, paralelamente, guarderías para permitir el trabajo de las madres. También actividades formativas para posibilitar el acceso de las mujeres al trabajo y a la educación para permitir la emancipación real de la mujer (16). Entre las muchas, destacan particularmente las asociaciones de mujeres comunistas y anarquistas por su gran actividad (17).
Desde el principio, compaginaron las necesidades de la guerra y la reivindicación de los derechos de la mujer. Pedían igualdad salarial, derecho al trabajo, escuelas, guarderías y comedores que les permitieran el acceso real al trabajo (18). Pretendían ganar derechos para cuando llegara la paz. Sin embargo aquello les costó tremendamente caro, pues el nuevo régimen las obligó a un sometimiento de corte casi medieval.

Allende los mares: mujeres del mundo uníos…


Mujeres Antifascistas
Manifestación de mujeres antifascistas. Fuente

La misma guerra que trajo la miseria a las gentes de la República, hizo aflorar resistencias. De una parte la conciencia antifranquista, surgida de la propia lucha por la libertad (19). Y de otra, la muestra de solidaridad y hermanamiento de las mujeres del mundo.
Tras la llamada de socorro de Dolores Ibarruri, la Pasionaria,solicitando ayuda para los niños de la guerra, aparecen grupos en diversos lugares del mundo. Pretendían recoger cuanta ayuda fuese posible y enviarla a España en apoyo a la República (20).
Surgen así, por ejemplo, grupos de hombres y mujeres en Argentina. Esto se dedican a la recolección de víveres, juguetes y medicamentos para su envío a España. Asimismo se crean talleres en los que se confeccionan ropas para los niños y los soldados del frente (21). Además, organizan rifas y veladas para recaudar dinero con el que ayudar a las mujeres y los niños de la guerra. Cabe destacar que participan incluso los niños. Para ellos se crean comités por parte del Partido Comunista dedicados a recopilar ayuda. Entre otras cosas, por ejemplo recogían periódicos viejos para venderlos (22).

Las trincheras ocultas


la pirenaica
“La pirenaica”, la radio libre de española de más allá de España. Fuente

Incluso acabada la guerra y tras el fatídico fin que tuvieron hombres y mujeres republicanos, asesinados a manos de los golpistas que finalmente se hicieron con el control de toda España, el papel de la mujer siguió presente. Continuaron en la lucha clandestina (23) ayudando en los intentos de reconstitución de los partidos. Resistieron en los grupos de ayuda a viudas de las cárceles y de huérfanos de la guerra. Y ayudando a los maquis que se oponían al régimen desde el interior.
Pero además, en elementos tan particulares como la denuncia al mundo de las condiciones inhumanas de la España franquista. Algunas enviaban de cartas clandestinas a la Pirenaica –algunas bajo pseudónimo y otras con el nombre real- (24). Esta mítica radio que emitía desde el otro lado de la frontera comunista, llevaba la realidad de estas mujeres. Era un rayo de esperanza que llegaba desde el Este portando la verdad en un país en el que los medios tan solo repetían, una y otra vez, una mentira propagandista del bienestar de un país que todos sus habitantes sabían tan falso como ciertas sus miserias.
Así fueron aquellas mujeres a las que los franquistas pretendían dominar y quebrantar. Mujeres que fácilmente hubieran acabado con los atributos de aquellos “hombres de verdad”, de los que tanto se jactaba Queipo de Llano, en una canasta. Pues lo cierto es que, como bien definió Margarita Nelken…
“… A ELLAS NO FUE MENESTER RECLUTARLAS, NI SIQUIERA LLAMARLAS, SINO CONTENERLAS EN SU AFÁN DE COLABORACIÓN.” (25)

Referencias

(1) Preston, 2011, p. 216
(2) Herrmann, 2002, p. 247 y Diez, 1995, p. 31.
(3) Moreno, 2007, p. 85.
(4) Cenarro, 2006, p. 163 y Ramos, 2003, p. 127.
(5) Diez, 1995, p.31.
(6) Yusta, 2013, p.238.
(7) Tribó, 2003, p.536.
(8) Moreno, 2007, p.89.
(9) Roncero, 2009, p.2.
(10) Tribó, 2003, p.527.
(11) Diez, 1995, p.31.
(12) Álvarez,2013, p.631
(13) Espinosa, 2016, p. 11 y pp. 26-27
(14) Roncero, 2009, p.3
(15) Diez, 1995, p.32.
(16) Cenarro, 2006, p. 166
(17) Diez, 1995, p. 32
(18) Yusta, 2013, p. 238
(19) Casas, 2013, p.15 y Diez, 1995, p.31
(20) Casas, 2013, p.12.
(21) Ardanaz, 2013, pp. 10-11.
(22) Casas, 2013, pp. 8 y 13.
(23) Herrmann, 2002, p. 248
(14) Balsebre, 2016, p. 11.
(25) Domínguez, 2003, p.163.

Bibliografía

  • Alvarez Uria, F., 2013, “Mujeres y política. Las políticas de las mujeres en la España de la Segunda República y la Guerra Civil”, Papers, 98/4, pp. 629-646.
  • Ardanaz, E. M., 2013, “Pelando papas se combate al fascismo: roles y funciones en las asociaciones antifascistas de Bahía Blanca durante la Guerra Civil Española”, Cuadernos de H Ideas, 7.
  • Balsebre Torroja, A. y Fontova Forcada, R., 2016, “Las mujeres de la Pirenaica. El primer feminismo antifranquista de la radio española” Arenal,  23, pp. 85-113.
  • Casas, S. L., 2013, “La guerra civil española y su recepción en la Argentina: Las mujeres en los comités de ayuda al sector republicano”, Cuadernos de H Ideas, 7.
  • Cenarro, A., 2006, “Movilización femenina para la guerra total (1936-1939)”, Historia y política: ideas, procesos y movimientos sociales, 16, pp. 159-182.
  • Díez Fuentes, J. M., 1995, “República y primer franquismo: la mujer española entre el esplendor y la miseria, 1930-1950”,  Alternativas: Cuadernos de trabajo social, 3, pp. 23-40.
  • Dominguez Prats, P., 2003, “Una visión del feminismo desde el exilio, Margarita Nelken” en llusia, M. y Alted Vigil, A. (coords.), La cultura del exilio republicano español de 1939: actas del Congreso Internacional celebrado en el marco del Congreso plural: Sesenta años después (Madrid-Alcalá-Toledo, diciembre de 1999), vol. 1, pp.  157-168.
  • Espinosa i Mirabet, S., 2016, “En femenino y singular: la mujer en la radio española desde los felices años veinte hasta el final de la Guerra Civil”, Arenal, 23, pp. 5-34.
  • Herrmann, G., 2002, “Mujeres de la izquierda radical en la guerra civil española”, Pandora: revue d´etudes hispaniques, 2, pp. 245-252.
  • Moreno Seco, M., 2007, “Las mujeres de la república y de la guerra civil desde la perspectiva democrática actual”, Pasado y memoria. Revista de Historia Contemporánea, 6, pp. 73-93.
  • Preston, P., 2001, El holocausto español. Odio y exterminio en la Guerra Civil y después, Debate, Barcelona.
  • Ramos Zamora, S., 2003, “La educación de la mujer durante la guerra civil en diferentes contextos geográficos rurales y urbanos”, Sarmiento: Anuario galego de historia de la educación, 7, pp.99-128.
  • Roncero Moreno, F., 2009, “La mujer en la vida social y cultural de Albacete durante la Guerra Civil (1936-1939)” en Asociación de Amigos del Archivo Histórico Diocesano de Jaén (ed.), I congreso virtual sobre Historia de las Mujeres, Jaén.
  • Tribó Traveria, G., 2003, “Mujeres y refugiados en la retaguardia republicana durante la Guerra Civil (1936-1939)” en  Nash M. y Tavera, S. (eds.), Las mujeres y las guerras. El papel de las mujeres en las guerras de la Edad Antigua a la Contemporánea, Icaria Editorial, Barcelona, pp. 526- 553.
  • Yusta Rodrigo, M., 2013, “Género y antifascismo en España, de la II República a la Guerra Fría (1931-1950)”, Anuario IEHS, 28, pp.227-247.

LAS MUJERES Y LA GUERRA CIVIL

La mujer suele ser la gran olvidada de la guerra civil que desgarró España y la dividió progresiva e irremediablemente. En esta sección describiremos la experiencia y el papel que éstas detentaron durante el conflicto y el extraordinario contraste que existió entre la actuación de las mujeres en la zona nacional y en la zona republicana.
El papel de las mujeres durante la guerra civil no puede ser entendido si antes no realizamos una mirada retrospectiva al proceso que desde finales del siglo XIX y principios del XX demandaba un nuevo status social para un colectivo, el femenino, que siempre solía ser dejado de lado. Las mujeres no participaban en la cultura, la economía o la sociedad, tarea siempre reservada a los hombres, por el contrario debían quedar recluidas en la esfera privada del hogar y, si trabajaban, a una división sexual y clasista del trabajo.
Gran parte de la culpa hay que achacarla a la falta de oportunidades para que las mujeres recibieran una educación escolar y una cultura propia. La enseñanza pública era algo raro a principios del siglo XX pues la educación estaba monopolizada por la Iglesia, y ésta no hacía mucho por educar a las mujeres en un sentido más práctico que el de ser “la perfecta ama de casa y madre de sus hijos”. A comienzos del siglo XX un 71% de la población femenina de España era analfabeta por un 55,57 % de hombres que no sabían leer ni escribir. La situación mejoró hacia 1930 (47,5% de analfabetismo femenino y 36,9 % de masculino) pero seguía reflejando la desventaja femenina. Los obstáculos que ya encontraba la mujer en la educación primaria y secundaria se hacían mucho más grandes cuando se trataba de la educación superior. Muy pocas mujeres llegaban a la universidad y aunque a finales de los años 20 encontramos más mujeres en la universidad prácticamente ninguna ejercía su carrera después de licenciarse.
Junto a las dificultades de la mujer para recibir una educación adecuada nos encontramos con la discriminación que éstas sufrían en el trabajo. Las desiguales relaciones le imponían la segregación laboral y su discriminación salarial. Las mujeres tenían menos salidas profesionales, recibían salarios comparativamente más bajos que los hombres y trabajaban en tareas no especializadas y por tanto menos retribuidas. A finales del siglo XIX las mujeres sólo ganaban la mitad de lo que ganaba un hombre desempeñando el mismo trabajo. La Iglesia rechazaba al mismo tiempo que la mujer trabajara pues su papel único y prioritario era el hogar y el bienestar de la familia.
Por último tenemos las dificultades de la mujer en el ámbito social victimas de un sistema patriarcal que las discriminaba. Rechazaban abiertamente las normas de género que las confinaban al hogar. Poco a poco en un proceso lento y gradual desde el siglo XIX empezaron a hacerse oír. Ello era debido principalmente al nuevo rol desempeñado por la incipiente industrialización del país que les otorgaba un nuevo papel que traspasaba su hasta entonces situación en la esfera doméstica y las catapultaba al ámbito público de la producción, la política y el cambio social. El desarrollo inicial del movimiento obrero posibilitó una cada vez mayor integración femenina en las asociaciones de clase y su creciente incorporación al trabajo les hizo sentirse partícipes de las reivindicaciones laborales. Por tanto, las mujeres empezaron a identificarse como un colectivo social que demandaba igualdad y derechos políticos.
A partir de la década de 1920 empezó a crearse en España un movimiento feminista organizado. Sus objetivos incluían una reforma de la educación escolar femenina, facilidades laborales y equiparación de salarios, derogación de leyes consideradas discriminatorias y, cosa importante por entonces, demandaba el derecho a voto femenino. Con el fin de la monarquía de Alfonso XIII y el advenimiento de la República en 1931 se concedió el voto a las mujeres. La modernización del Estado, el desarrollo de la democracia política, la aparición de la enseñanza pública y la creciente conciencia social y política de las mujeres desde principios de siglo habían posibilitado muchos avances que la República estuvo dispuesta a reconocer. Por primera vez una mujer tuvo acceso a puestos políticos y administrativos de importancia pero tras el estallido de la guerra civil y la división de España en dos zonas las convulsiones que habría de sufrir el colectivo femenino determinaron dos maneras de entender su situación social. La victoria de una manera de pensar sobre otra determinó un radical cambio a los avances experimentados durante los siglos XIX y XX.
LA MUJER EN LA ESPAÑA REPUBLICANA

El fracasado alzamiento de julio de 1936 catapultó a las mujeres de la España republicana hacia nuevas actividades en el mundo político y social. Si bien las reformas emprendidas tras la proclamación de la República eliminaron parte de las trabas que el colectivo femenino debía superar para obtener igualdad de derechos, fue la guerra civil la que le otorgó un nuevo rol dentro de la sociedad, actuando de catalizador de la movilización femenina.
En el verano de 1936 la figura heroica de la miliciana se convirtió rápidamente en el símbolo de la movilización del pueblo contra el fascismo. En los carteles de guerra predominaban las imágenes de heroínas combatientes enfundadas en sus monos azules como representación del sentir obrero de un pueblo enfrascado en una lucha por la libertad.  Evidentemente estas imágenes rompían con la tradicional subordinación de la mujer y les reivindicaba portadoras del derecho a la igualdad de condición. Durante las primeras semanas de guerra, aunque la mayoría de mujeres coincidieron en canalizar su energía al esfuerzo bélico en la retaguardia, unas pocas se unieron a sus compañeros varones y se enrolaron en la milicia. Algunas se dirigieron a los frentes de Aragón, de Guadalajara, del País Vasco, de la sierra madrileña etc. Su decisión de participar en el combate armado venía motivada por el deseo de defender los derechos políticos y sociales que habían adquirido durante la Segunda República y a demostrar su repulsa al fascismo. Fue el momento de famosas milicianas como Lina Odena, Rosario Sánchez "La Dinamitera", la vasca Casilda Méndez y muchas más. No obstante, incluso en los frentes, existía un marcado grado de división sexual del trabajo ya que normalmente las mujeres realizaban las labores de cocina, de lavandería, sanitarias, correo, de enlace etc. si bien es cierto que muchas lucharon como soldados emprendiendo a menudo acciones de combate.
Pasados, sin embargo, esos primeros meses de euforia revolucionaria, el papel de la mujer fue reorientado de otra manera. La imagen militarista de la miliciana desapareció de los carteles y empezaron a aparecer mujeres en imágenes más tradicionales, dedicadas a las tareas típicas de asistencia social. A partir de ahora, las mujeres fueron las heroínas de la retaguardia, modelo a imitar por todas ellas. Esta imagen llegó a ser un factor importante en las estrategias para movilizar a las mujeres hacia las causas antifascista y revolucionaria. En este ámbito no beligerante, miles de mujeres se lanzaron a esfuerzos bélicos que iban desde trabajar en fábricas de municiones al voluntariado en servicios sociales, campañas educativas, proyectos culturales y actividades de apoyo a los combatientes. Las mujeres pues, desempeñaron un papel decisivo en la resistencia civil al fascismo.
Frente a las instituciones oficiales que, salvo honrosas excepciones, siempre habían ignorado a la mujeres surge durante la guerra un interés oficial para que ocupen cargos de responsabilidad, sobre todo en la asistencia social. La dirigente anarquista Federica Montseny fue la primera mujer ministra en España. Entre noviembre de 1936 y mayo de 1937 tuvo a su cargo el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social en el gobierno de Largo Caballero y a ella se deben numerosas iniciativas en el ámbito de la asistencia social, la ayuda a los refugiados y la sanidad pública. También se debe en gran parte a ella el proceso definitivo de legalización del aborto que la Generalitat de Cataluña promulgó en diciembre de 1936. La nueva situación de la mujer dentro de la España republicana alcanzó a tratar incluso al milenario problema de la prostitución y de las enfermedades venéreas iniciando propuestas innovadoras que condujeran a cambiar la mentalidad, la conducta de género y los patrones sexuales de los hombres.
No podemos tampoco olvidar el papel movilizador que siempre detentó la dirigente comunista Dolores Ibárruri "La Pasionaria". En efecto, la figura más bien maternal que exhibía, iba a simbolizar a las madres de la clase obrera en la tragedia de la guerra civil. Su carisma captaron la atención internacional mientras en España era una figura recurrente no solo del papel de la mujer republicana en el conflicto sino de la lucha contra el fascismo. Llegó a ser comandante honorario del 5º Regimiento y, como diputada y vicepresidenta del Parlamento, fue una de las políticas más conocidas y célebres simbolizando la lucha popular contra el fascismo y la opresión.
Federica Montseny y Dolores Ibárruri constituyen pues, símbolos notables del extraordinario papel de las mujeres republicanas en la resistencia al fascismo. Otras mujeres algo menos famosas desempeñarían papeles notorios e importantes en la guerra. Entre ellas figuran Margarita Nelken, socialista que se convirtió al comunismo durante la guerra,la socialista Matilde Huici, la republicana Victoria Kent, la republicana de Esquerra Catalana Dolors Bargalló y la anarquista Lucía Sánchez Saornil. La movilización popular femenina englobaba a miles de mujeres españolas hasta entonces marginadas de la sociedad y cultura española, que se comprometieron en el empeño colectivo de combatir el fascismo.
Evidentemente todo este deseo de renovar los roles de género necesitaba de una serie de organizaciones femeninas que canalizaran el esfuerzo del colectivo de mujeres. Entre las distintas organizaciones surgidas existía una serie de intereses comunes tales como el acceso a la educación, el trabajo remunerado y el compromiso con el esfuerzo bélico. Después se vería que las distintas tendencias políticas existentes en el bando republicano bloquearon en gran medida este esfuerzo. En un principio se formó un frente unido entre la Agrupación de Mujeres Antifascistas (AMA), su homónima catalana, la Unió de Dones de Catalunya (UDC), y las organizaciones juveniles Unión de Muchachas (UM) y la catalana Aliança Nacional de la Dona Jove (ANDJ).
La AMA, de orientación comunista, existía antes del alzamiento militar, pero fue durante la guerra cuando adquirió su definitivo impulso. Para el verano tenía más de 50.000 afiliados. Su objetivo era integrar a las mujeres en la causa antifascista y al mismo tiempo promocionar al Partido Comunista de España. Su secretaria general, Encarnación Fuyola, promovía la unión de todas las mujeres como garantía de igualdad de derechos y aunque lo negaba categóricamente, en realidad buscaba formar un Frente Popular femenino bajo control comunista. La AMA estaba integrada por mujeres comunistas, socialistas y republicanas así como por republicanas católicas vascas. Junto a la Unió de Dones de Catalunya (UDC) y los organismos juveniles, la AMA se convirtió en la organización más importante del momento.
La Unió de Dones de Catalunya (UDC) creada en noviembre de 1937 era la organización de mujeres antifascistas de Cataluña era un movimiento similar al de la AMA, pero a diferencia de éste, no fue creado siguiendo la línea comunista del PSUC catalán sino que se desarrolló de una manera autónoma con el apoyo de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). La presidenta fue María Dolors Bargalló, de ERC. No obstante, a medida que fue en aumento la hegemonía política del PSUC también fue creciendo la hegemonía comunista sobre la UDC. Realmente aunque la presidencia estuviera en manos de una republicana, las comunistas eran mayoría en el Comité Presidencial. Tanto el programa de la UDC como de la AMA era muy parecido en líneas generales, se centraba en la incorporación de las mujeres a la lucha antifascista, la igualdad laboral, la defensa de la retaguardia, la protección de la salud de las madres y de los niños, la mejora de la educación, la cultura, la formación profesional y la asistencia social y la eliminación de la prostitución. La influencia de los partidos comunistas en los movimientos juveniles también era patente. La Unión de Muchachas (UM) y la Aliança Nacional de la Dona Jove (ANDJ) impulsaron las demandas de acceso al trabajo, formación, educación, puestos de trabajo e igualdad de trato con los hombres.
Otro movimiento de importancia femenino durante la guerra civil fue la organización de ideología anarquista Mujeres Libres. Fundada en abril de 1936, el estallido del conflicto extendió el número de afiliadas por toda la España republicana (unas 20.000). Su núcleo inicial estaba formado por Lucía Sánchez Saornil, Amparo Poch i Gascón y Mercedes Comaposada. Su programa era esencialmente cultural y educativo ayudando a proporcionar a las mujeres una educación básica y cierta formación política que les permitiera tomar parte en las actividades anarquistas. Al contrario que AMA, que rechazaba todo programa de cambio revolucionario, Mujeres Libres consideraba la guerra como una oportunidad para realizar la revolución de las mujeres. Al igual que en el caso de la AMA, las exigencias de la guerra acabaron difuminando sus demandas feministas y, en la práctica, se obligó a todas las organizaciones femeninas a ajustar sus actividades a la supervivencia y a la lucha contra el fascismo.
El Secretariado Femenino del POUM (SFPOUM) fue otra de las organizaciones en el amplio espectro político de la España Republicana. Creado en septiembre de 1936 y teniendo como secretaria general a María Teresa Andrade. El SFPOUM daba una prioridad evidente a la preparación política de las mujeres para que desempeñaran su papel en la lucha revolucionaria. Se basaba en programas de educación política e incorporación de las mujeres al trabajo lo que favorecería el aumento de la producción y la emancipación femenina.
Las relaciones entre las distintas organizaciones políticas acabaron generando una intensa rivalidad política. Precisamente era su marcada politización la que impedía un movimiento femenino unido. Evidentemente, sucesos como los de mayo de 1937 revertían también en dichas organizaciones. Mujeres Libres, anarquista, defendía públicamente al SFPOUM frente a la AMA, comunista, lo que era motivo de fricción entre ellas. No existía, pues una cohesión y una unidad del feminismo con respecto a las cuestiones social y de género. La polarización política obstaculizó la realización de un proyecto común social entre las mujeres republicanas. Posteriormente, fue la total derrota republicana en la guerra la que acabó definitivamente con el ideal emancipador de las mujeres.
LA MUJER EN LA ESPAÑA NACIONAL
La situación de la mujer en la España nacional es la historia de una vuelta a la sociedad patriarcal y a un papel de sumisión que parecía olvidado durante el régimen republicano. La nueva España de Franco tendrá como objetivo la difusión de valores y pautas de comportamiento que para las mujeres tienen un significado ideológico y social muy marcado. La familia y el hogar serán sus principales ámbitos de actuación sin olvidar las labores asistenciales.
Con la llegada de la guerra civil y el triunfo de la rebelión en determinadas zonas de España la situación de la mujer experimentó un profundo cambio dentro del nuevo contexto político y militar en el que se vieron mezcladas.La asociación de Falange Española de las JONS con el naciente régimen nacional posibilitó que la mujer, como colectivo social, fuera incluida en el nacionalsindicalismo a través de su Sección Femenina. Dicha organización, fundada en junio de 1934 por José Antonio Primo de Rivera, que tenía como misión la asistencia a los presos del Partido o de las familias de los caídos en las luchas callejeras, encontrará ahora tras el estallido de la guerra, una verdadera razón de ser. Al frente de ella se nombró jefe nacional a Pilar Primo de Rivera. Estaba dotada de una organización jerárquica, piramidal. Hasta el 18 de julio de 1936, la cifra más creíble era la de menos de 2.500 afiliadas. A partir de ahí su número aumentó considerablemente dentro de la vorágine de la guerra. Las mujeres de la Falange debido a las necesidades de la guerra fueron destinadas a desempeñar funciones tales como la de organizar sección de enfermeras, a establecer asociaciones de beneficiencia y atención a los huérfanos etc. El 6 de enero de 1937 se reúne el I Congreso Nacional de Sección Femenina en el que se dan las primeras reglas para la extensión organizativa de enfermeras, lavaderos, talleres y auxilio de invierno. Su organización constaba de cinco departamentos, al frente de cada uno de ellos se encontraba una delegada nacional nombrada por Pilar Primo de Rivera. Estos departamentos o delegaciones eran: Prensa y Propaganda, Administración, Enfermeras y Aguinaldo de Soldado, Auxilio de Invierno y Flechas.
En abril de 1937 tiene lugar la unificación decretada por el general Franco lo que trae consigo una reorganización de las tareas femeninas. Pilar Primo de Rivera, jefe nacional de Sección Femenina, no recibió con agrado la Unificación aunque supo ver que el principal objetivo era ganar la guerra por lo que cedió ante Franco. La Sección Femenina fue pues uno de los sectores que más claramente tomo opción por Franco, en espera de recuperar una mejor posición en los centros de poder para imponer el nacionalsindicalismo joseantoniano. Tras la Unificación, la Sección Femenina declaró tener unas 250.000 afiliadas aunque la cifra posiblemente sea exagerada. El llamamiento a las mujeres respondía a las tareas "puramente femeninas". El 30 de abril de 1937 se confirmaba en su cargo a pilar Primo de Rivera con atribuciones precisas. La circular número de 1 de la Sección Femenina da normas generales y recomienda a los departamentos femeninos que se ocupen de resolver la situación angustiosa de muchas familias y huérfanos. Otros servicios organizados fueron los de talleres y almacén, así como los lavaderos del frente. Funcionaron durante la guerra 76 lavaderos en los que trabajaron unas 1.140 mujeres. También fueron movilizadas unas 20.000 mujeres para el trabajo en los talleres que abastecían de ropa a los combatientes del ejército nacional. Por último, las secciones de enfermeras se multiplicaron, la Sección femenina organizó cursos de urgencia para instruir a las nuevas enfermeras llegando a movilizar a unas 8.000.
Sin embargo no sólo existía la Sección Femenina como organización de encuadramiento de las mujeres. en el amplio espectro social femenino encontramos dos delegaciones que también intentaron, aunque sin éxito, atribuirse el papel predominante como reguladoras del esfuerzo femenino en la guerra. Tras el decreto de Unificación se distribuyen las funciones femeninas entre la Sección Femenina (encargada como hemos visto de la movilización y formación de todas las mujeres), la Delegación de Frentes y Hospitales (encargada de las atenciones al frente) y el Auxilio Social (que se ocupa de la función benéfica).La delegada nacional de Frentes y Hospitales era María Rosa Urraca Pastor. Desde la Unificación, esta organización se había hecho con el control de todos los servicios del frente, incluidos aquellos organizados por Sección Femenina. Ello fue fuente de innumerables choques que se veían agravados por el hecho de que Frentes y Hospitales era una organización de militantes carlistas (las llamadas "margaritas"). La jefe nacional de Sección Femenina protestó repetidamente por el presunto "boicot" que Frentes y Hospitales realizaban a la "verdadera tarea de la mujer". Presentó quejas sobre la indisciplina de margaritas y requetés que, en su opinión, no se incorporaban debidamente a las tareas comunes. Durante la guerra, la unidad de requetés resultaba necesaria pero tras el final de la guerra los carlistas, paulatinamente, fueron perdiendo toda su influencia en el seno del partido unificado de Falange Española y Tradicionalista de las JONS. La delegación de Frentes y Hospitales se apresuró a desarrollar otro tipo de actividades asistenciales tras la guerra pero el 24 de mayo de 1939 apareció un decreto extinguiendo la delegación.

La otra organización, Auxilio Social, tuvo más suerte y no fue rápidamente absorbida por la Sección Femenina de Pilar Primo de Rivera. Los orígenes de esta organización se encuentran el la labor de la que sería su delegada nacional, Mercedes Sanz Bachiller, viuda de un prohombre del falangismo llamado Onésimo Redondo. En octubre de 1936, en Valladolid, fundó el llamado Auxilio de Invierno, según el modelo del Wintherhilfe alemán. Ello se debía a que había recibido íntegramente su formación en Alemania. En el verano de 1937, fruto de su aprendizaje creó el Auxilio Social cuyo funcionamiento empezó en octubre del mismo año. Sin duda, la influencia germánica era muy ostensible en el Auxilio Social, su delegada nacional identificaba una gran organización capaz de encargarse de la asistencia social en el nuevo Estado. A finales de 1938, el choque entre Auxilio Social y Sección Femenina era inevitable. Mercedes Sanz Bachiller acusó a Sección Femenina de intentar controlar el Auxilio Social, de que éste estuviera integrado en la rama femenina del Movimiento. Lo cierto es que Auxilio Social creció enormemente durante y después de la guerra. Tras el reparto callejero de comida, el Auxilio Social se ocupó de abrir centros para niños y Casas de la Madre, comedores para embarazadas y centros de maternología. Más tarde crearon los hogares-cuna, infantiles y escolares para atender a niños y niñas abandonados o huérfanos. Luego siguieron los hogares profesionales y de estudios superiores y las residencias rigurosamente separados por sexos para recibir la educación adecuada. Un decreto del 17 de mayo de 1940 reorganizaba el Auxilio Social para su actuación tras finalizar la guerra, integrada en FET de las JONS y protegida por el Estado para cumplir, por delegación de éste, funciones benéficas y sociales.
Por último encontramos dos asociaciones que también entraban dentro de las competencias de la mujer en el nuevo estado franquista. Hablamos del Servicio Social de la Mujer, que prestaba servicio fundamentalmente en instituciones militares, en Auxilio Social, Frentes y Hospitales y de la Organización Juvenil de Falange que dependía exclusivamente de la Sección Femenina.
El Servicio Social de la Mujer fue establecido el 7 de octubre de 1937, "como exigencia de la Patria, a recabar, a cuantos formen parte de ella, actos de servicio para el mantenimiento firme de la existencia nacional y la realización de su vocación de Imperio". Dadas las circunstancias de la guerra se imponía el cumplimiento obligatorio de dicho servicio para aplicar las "aptitudes femeninas" al alivio de los dolores de la guerra y de las angustias sociales de posguerra. Todas las mujeres comprendidas entre los 17 y los 35 años habrían de prestar servicio durante un tiempo mínimo de seis meses. La polémica sostenida por Pilar Primo de Rivera y Mercedes Sanz Bachiller a lo largo de 1939 llevó a Sección Femenina a exigir un nuevo decreto que le entregara el Servicio Social. Finalmente, dicho servicio quedó adscrito a la Sección Femenina por el decreto del 28 de diciembre de 1939 aunque, como ya hemos visto, ésta fue la única victoria, al menos durante la guerra y principios de posguerra, que Pilar Primo de Rivera obtuvo sobre la delegada nacional de Auxilio Social.
Otra de las importantes luchas que sostuvo la Sección Femenina fue la destinada a consolidar y ampliar su poder con la creación de la Organización Juvenil. Dicho grupo integraba a los afiliados masculinos y femeninos por lo que había que tener en cuenta las diferentes necesidades en el tratamiento. A partir de los diez años, las niñas se apartarían de las normas generales para niños (llamados "flechas"). En educación física, sus prácticas serían limitadas a gimnasia elemental, al baloncesto y deportes de baja intensidad. La educación intelectual y religiosa completaría la que recibían en la escuela. La Organización Juvenil (OJE) agrupaba a chicos y chicas hasta los 18 años. Pilar Primo de Rivera se opuso sin embargo a que existiera un régimen mixto de organización juvenil logrando obtener en 1945 el control real de la ya separada organización juvenil femenina. Para la Sección Femenina, el hecho biológico de nacer mujer determinaba de modo absoluto el cumplimiento de la "misión de la mujer". Así pues, la Sección Femenina no cesó de reclamar para sí la formación y el control directo de la niñas y jóvenes a quienes había que inculcar pautas estrictamente femeninas.